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LA PUBLICIDAD PARA MÍ

El producto no es el punto final. Tan sólo es el primero. Tan sólo es el principio. Una marca es más. Lo que dice y lo que calla. Lo que defiende y a lo que se enfrenta. De lo que dialoga y de lo que discute. Sus amigos y sus enemigos. Quiénes la adoran y quiénes no pueden ni verla. Lo que vende. Lo que no.

 

Una marca es todo eso, y mucho más. Todos sus puntos suspensivos.

 

La publicidad no comunica la marca.

La publicidad es marca.

LA PUBLICIDAD EN LA QUE CREO

Creo en la publicidad de largo recorrido, la que vende y construye marca. Ambas a la vez. Creo que cualquier marca tiene algo que contar. Ese elemento único que da valor y crea un vínculo con la gente. Y creo que eso se construye con tiempo.

 

Creo en lo opuesto a una publicidad encorsetada. Creo en ideas líquidas que trasciendan a medios y conecten con el consumidor. Lo importante es la idea, lo que se quiere decir, no el soporte.

 

Creo en la publicidad como contenido, entendido como cualquier cosa que interese, merezca la pena o sea relevante para el consumidor.

Creo en la publicidad, que, a fin de cuentas, solucione los problemas de una marca, que para eso existe.

Creo en la publicidad. Creo mucho en la publicidad. Pero, y no es gratuito comentarlo, creo en la buena publicidad. En la excelente. En la coherente. En la relevante. En la potente. En la cojonuda. Y esa publicidad sabemos todos cual es cuando la vemos, no podemos ignorarla.

 

Y también, si se me permite, creo en la publicidad que ayuda a hacer de la propia publicidad, y del mundo, un sitio más agradable, algo mejor.

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